el tema del plagio ha sido relegado a formar parte de las noticias amarillistas de la historia del arte o de la literatura y no se ha considerado —hasta hace pocos años– digno de estudio en el plano de lo teórico por disciplinas como la antropología o la crítica literaria. la concepción del plagio como una práctica propia de un tipo de literatura "deficiente" llevada a cabo por autores y autoras sin capacidad creativa constituye uno de los prejuicios que ha impedido un análisis más exhaustivo del fenómeno. por otro lado, ha imperado una definición judicial del plagio, fundamentada en que existe una voluntad manifiesta de la escritora o escritor para engañar a los y las lectoras, una intención criminal que debe ser analizada por un juez, que bien podría ser el crítico en su rol de"policía literario" en busca de las pistas del crimen.
para ayudar a desentrañar las "motivaciones profundas" de los llamados plagiarios incluso se ha recurrido a la psicopatología moderna. desde una perspectiva psiquiátrica, se ha hablado de "intertextualidades compulsivas” o de "cleptomanías". la criptomnesia —recuerdo oculto– es una de estas categorías psicológicas que empieza a operar desde mediados del siglo xix y que se define como la incapacidad de recordar experiencias lectoras previas, lo que lleva a la persona a olvidar de dónde obtuvo la información que recibió y a asumirla como de su autoría. sin embargo, ¿cuántas veces no hemos pensado que nuestras ideas son novedosas y "originales" pero un tiempo después descubrimos que en realidad las asimilamos inconscientemente de alguien más? esto forma parte de nuestra forma cotidiana de pensar, por lo que resulta casi cómico pensar que por ello tenemos una patología seria.
el término "plagio" proviene del griego plagios que significa "astuto" u "oblicuo". en roma, la ley fabia de plagairiis condenaba "con pena de azotes" a quienes —astutamente— raptaran o secuestraran esclavos o niños. fue marcial, el poeta romano, quien empleó por primera vez el concepto plagiarius como una metáfora para referirse a los "ladrones de palabras". sin embargo, esta presentación del autor como dueño y padre de sus obras, susceptibles de ser secuestradas por un ladrón —que pasaba a ser un plagiario– constituía una excepción dentro del período y no fue adoptada sino hasta siglos después. de hecho, para los escritores antiguos el acto de imitar constituía una parte importante de la vida literaria, las leyes no se ocupaban de él, se trasladaban sin disimulo palabras, capítulos y discursos de un libro a otro.
a lo largo de la historia, las acusaciones de plagio han sido mecanismos muy eficaces de restricción y control en el campo de las artes. por lo general, han servido para demoler las posibilidades discursivas del adversario al rechazar o censurar una manera determinada de lectura, escritura o práctica discursiva. el plagiario no es solo quien reutiliza material de otros autores, sino un personaje cargado de connotaciones sociales que encarna una categoría interpretativa en total relación con las prohibiciones, normas, y tabúes discursivos y morales. así al ser "descubierto", el plagiario será reprobado por los integrantes del campo artístico y probablemente perderá el capital simbólico acumulado.
el investigador español kevin perromat, quien se ha dedicado por décadas al estudio del tema, rechaza la posibilidad de que puedan hacerse acusaciones neutras en los juicios de plagio, pues por lo general las valoraciones responden a factores extraliterarios, como intereses económicos o políticos. desde este punto de vista, toda acusación de plagio obedece a tendencias determinadas, pues su definición depende totalmente de las coordenadas históricas en las que es emitida: "plagio es aquello que es considerado coma tal en un momento dado, en una sociedad o en unos círculos determinados, en boca de las personas autorizadas", dice perromat.
la determinación de la originalidad o el plagio de una obra puede entenderse como una lucha de poder, y los discursos que se originan a partir de ella como enunciados estratégicos y performativos. como afirma amara, tal parece que en la era del capitalismo exacerbado el plagio es la nueva inmoralidad, lo único que mueve a escándalo. copiar es meterse con la propiedad privada, y este acto puede ser realmente ofensivo para una mentalidad que ha elevado la plusvalía a ídolo último.